Charles Darwin es uno de los científicos más reconocidos e influyentes de nuestra historia y su obra “El origen de las especies” representó un avance científico decisivo que conllevó un cambio de mentalidad profundo en la percepción y el conocimiento de los orígenes del hombre.
Como otras revoluciones científicas que han dinamitado los cimientos de antiguas creencias o suposiciones que se consideraban válidas hasta su llegada, la obra de Darwin provocó el rechazo inicial de la comunidad científica y mucho más de los estamentos religiosos, pero aquí no profundizaremos acerca del duro proceso que soportó Darwin al formular su enorme legado científico, sino de la importancia decisiva que tuvieron en el desarrollo de su obra los viajes que emprendió, como expedición científica, alrededor del mundo a bordo del bergantín Beagle.
¿QUIÉN ERA CHARLES DARWIN?
Charles Robert Darwin nació en Sherewsbury en 1809, hijo de un conocido médico de la localidad Robert Waring Darwin. Como descendiente de una saga de médicos y naturalistas –especialmente significativa fue la figura de su abuelo Erasmus autor de un estudio de clasificación sexual de las plantas, aunque precisamente su nieto desacreditó su obra basada en la herencia de los caracteres adquiridos– no manifestó interés ni por la carrera de médico que su padre deseó que cursara para continuar su obra, ni por estudios religiosos a los que se le llevó como nueva opción, aunque estos los finalizó, esperando convertirse en un clérigo rural.
Lo que sí cautivó el interés de Charles fue la asistencia voluntaria a clases del botánico y entomólogo reverendo John Henslow, cuya amistad resultaría decisiva en su vida, puesto que éste intervino directamente en la participación de Darwin en dos acontecimientos decisivos: la expedición a Gales y, sobretodo, el viaje del Beagle.
Henslow consiguió que Darwin embarcara como naturalista en la expedición que iba a realizar el bergantín Beagle alrededor del mundo, al mando del capitán Robert Fitzroy. Pese a la oposición inicial de su padre, su tío y futuro suegro Josiah Wedgwood intercedió decisivamente para que el joven Charles formara parte de la expedición.
LA EXPEDICIÓN DEL BEAGLE
El viaje se inició a finales de 1831 y tras una travesía de dos meses por el Atlántico, recalaron en Río de Janeiro. Prosiguieron hacia el sur y los científicos de la expedición estudiaron las costas uruguaya y argentina, la Pampa y la Patagonia oriental, hasta llegar a Tierra del Fuego a finales de 1832, donde permanecieron dos meses estudiando con detalle un amplio espectro de observaciones botánicas, zoológicas, geológicas y antropológicas.
Finalizada esta estancia, atravesaron el estrecho de Magallanes y recorrieron los canales australes y el litoral chileno para ubicarse en Valparaíso en julio de 1834. Desde allí se realizaron diversas expediciones científicas por el centro de Chile y en noviembre zarparon dirección sur para visitar Chiloé, las islas Guaitecas y el Archipiélago Chonos. Puedes revivir todos los lugares de la expedición de Darwin en América consultando las propuestas de Tarannà Viajes para América.
En la última parte del viaje, Darwin llegó a Santiago, recorrió Osorno y Valdivia, Mendoza y los distritos mineros de Huasco, Copiapó y Coquimbo. En julio de 1835 partió de Chile para recorrer las costas peruanas y ecuatorianas, visitando el último año las Islas Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Mauricio y Sudáfrica. Si quieres visitar los países donde llegó Darwin en Oceanía consulta los viajes de Tarannà Viajes a Oceanía. La expedición científica finalizó en octubre de 1935 para emprender el regreso a Inglaterra.
EL LEGADO DE DARWIN
Darwin recopiló todos sus estudios y conclusiones y en 1839 publicó “Viaje naturalista alrededor del mundo”. Este fue el punto de partida desde el que se dedicó a elaborar las conclusiones de su trabajo científico que serían dadas a conocer al mundo veinte años después, en 1959, con su gran obra “El origen de las especies”
Cuando Darwin regresó a Inglaterra, se propuso recopilar todo lo que había recabado durante el viaje que para él representó el inicio de su “segunda vida”. Llevaba consigo todas las ilustraciones que había dibujado observando organismos vivos, fósiles y formaciones geológicas en distintos continentes y lugares diversos del mundo muy alejados entre sí. Se casó con su prima Emma Wedgwood y fue padre de diez hijos.
Introdujo por primera vez el concepto de selección natural de las especies para explicar su evolución, donde sobreviven los más fuertes y sus características genéticas prevalecen en el proceso de la evolución. Al considerar al hombre como una especie animal más, tuvo que enfrentarse a la furibunda reacción del mundo eclesiástico que interpretó tal aseveración como una herejía.
El estudio de la geología fue el primer factor que cambió la forma de ser y de pensar de Darwin, puesto que en él halló la necesidad de razonar acerca de los orígenes. Fue en Santiago cuando le sobrevino la idea de que las rocas blancas, que se observaban en la superficie, eran producto de la lava derretida de antiguas erupciones volcánicas. Esta lava al deslizarse hasta el fondo del mar, arrastraba conchas y corales triturados y les comunicaba consistencia rocosa. De ahí surgió su teoría acerca de la formación de los arrecifes de coral.
Otro descubrimiento importante fue constatar la semejanza entre la flora y la fauna de las Islas Galápagos con las de América del Sur, lo que le hizo pensar que la teoría de estabilidad de las especies debía ponerse en entredicho. Todo ello le llevó a la conclusión de que la selección era la clave del éxito en la obtención de mejoras y adaptaciones útiles al medio, en las razas de animales y plantas. Una presencia universal de la lucha por la supervivencia.
Es evidente, por si los viajeros no tene
mos ya esta gran certeza, que Darwin y su obra es la demostración aplastante de la importancia de los viajes en el desarrollo de la humanidad y en su enriquecimiento cultural. Viajar es indispensable para crecer física y mentalmente.
