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Hay niños que aún escriben cartas. Viajes a Costa Rica

5 Ene 17    Vivencias y anécdotas de viaje    Tarannà    Sin comentarios

Hay niños que aún escriben cartas. Costa Rica

Corría el año 1998 y Ferran trabajaba con ahínco e ilusión en Costa Rica desarrollando los primeros proyectos de turismo responsable, rasgo que con el tiempo se ha transformado en algo ligado indestructiblemente a su empresa de viajes Tarannà Viajes con Sentido. Las experiencias y vivencias inigualables que esto ha aportado a tantos y tantos viajeros son impagables, pero nada surge de la nada y los caminos siempre hay que construirlos picando piedra.

COMUNIDAD INDÍGENA DE LOS BORUCAS

Desde la oficina de viajes que abrieron en Costa Rica se iniciaron proyectos muy interesantes que después han servido como modelo para otros destinos. La comunidad indígena de los Borucas contactó con Tarannà por medio de su líder comunal Marina. Un líder comunal equivale a un líder natural porque en todas partes existen personas con ideas y fuerza que están dispuestas a luchar por su gente. Marina es un ejemplo fidedigno.
Hay niños que aún escriben cartas. Costa RicaAcordaron encontrarse en la misma comunidad para que así Ferran pudiera hacer una valoración adecuada y proponer a los indígenas cómo y de qué forma podían acoger turismo responsable y de esta forma conseguir importantes mejoras y beneficios para su colectividad.
Acompañado por un chófer, ya que él nunca se ha sentido llamado al mundo de los conductores de automóvil, Ferran tomó el camino hacia el lugar señalado pero no conseguían encontrarlo. Cuando preguntaron a una persona que hallaron aisladamente, ésta pensó que eran del ministerio de turismo y querían hablar con su pueblo. Ferran le explicó que no representaba a ningún ministerio y le dijo quiénes eran y por qué venían. Entonces fueron dirigidos al lugar.
La primera sorpresa fue comprobar, aunque ya esperaba algo parecido pero no tanto, que prácticamente toda la población adulta de la comunidad eran mujeres. Los individuos de sexo masculino se reducían –es un decir porque había muchos– a los niños y algunos viejos. Las mujeres llevaban pues la voz cantante del colectivo y también tenían que hacer absolutamente todos los trabajos. Lo que siempre sucedía era que los hombres marchaban del pueblo en busca de trabajo y normalmente ya no regresaban, salvo alguno que acababa haciéndolo como viejo para pasar sus últimos tiempos en su lugar de origen.
En aquella época, en estas comunidades de Costa Rica, hablamos de hace unos quince años, las mujeres aún parían en sus casas, los principales remedios curativos se extraían de las plantas o se utilizaban máscaras para todo tipo de rituales, sobre todo destinados a pedir a los dioses que las plantaciones fueran fértiles. Obviamente no han pasado tantos años para que aquello haya cambiado del todo pero sí que han ido llegando ciertas mejoras, especialmente gracias a la apertura al turismo solidario.

MAYORÍA DE MUJERES

Ya con los Borucas, después del viaje, Marina recibió y acomodó a Ferran y al chófer. La líder comunal les dijo que se dirigieran al “Rancho”, donde se celebraría la reunión con los nativos para que pudieran efectuar las propuestas y explicar los proyectos de Tarannà para la comunidad.
Hay niños que aún escriben cartas. Costa RicaCuando llegaron al Rancho, nuestro hombre –y prácticamente el único en la reunión, aparte del conductor– sorprendido, se encontró rodeado por al menos cincuenta mujeres, cada una de ellas acompañada por sus hijos, que en número tocaban aproximadamente a siete por madre. La chiquillería, de todas las edades, no paraba quieta un momento –lógico en las criaturas– corriendo de un lado a otro, metiéndose por cualquier sitio como por ejemplo entre las piernas de Ferran y formando un buen alboroto. Los más pequeños iban comiendo el arroz que les endilgaban maquinalmente sus madres y los bebés parecían colgados del pecho de la progenitora mamando lo que brotase. Ferran recuerda aquel instante como una de las expresiones más auténticas que nunca haya presenciado en todos sus incontables viajes.
Como pudo, dentro de aquel follón, explicó el proyecto a las mujeres boruqueñas, tratando de hacerles entender que les proponía fuentes de ingresos para poder mejorar su calidad de vida sin perder su esencia y manera de vivir. Si estaban dispuestas a acoger en sus casas a viajeros solidarios y compartir con ellos su día a día y sus costumbres, la precariedad de algunas moradas podía mejorar en poco tiempo y obtener cosas tan normales para nosotros, pero tan inverosímiles para ellas, como una taza de excusado en lugar de un agujero en el suelo o un “caño”, como ellas nombraban la ducha, con el que poder bañarse en la propia casa.
Hay niños que aún escriben cartas. Costa RicaEl interés y la disposición de aquel grupo de féminas atareadas con sus numerosos descendientes fueron receptivos y con ello se abrió una nueva opción de viaje para personas que buscan la autenticidad de otros pueblos menos favorecidos, cuanto menos en cuestiones materiales. Con la confianza establecida después de la reunión, Ferran no pudo contenerse en preguntar a aquellas mujeres si cada vez que salían de fiesta volvían embarazadas a casa y que quizás tendrían que controlar un poco el tema, ya que además lo usual era que cada hijo de una misma madre procediera de un padre distinto. Cada criatura era una historia diferente, desde algunos que ni han conocido ni conocerán jamás a su padre, hasta los que tal vez un día sí podrán hacerlo, pasando por los que, por lo menos, reciben un regalo por navidad o alguna ayuda cuando el padre se acuerda.

INICIO VIAJES RESPONSABLES A COSTA RICA

Después del encuentro con la colectividad de boruqueñas, antes de emprender el viaje de regreso, Ferran y su acompañante pasaron dos días conviviendo con aquella sociedad totalmente matriarcal, aunque no fuera precisamente por la propia voluntad de aquellas damas. Al levantarse al día siguiente, se hartó de reír cuando vio al chófer durmiendo dentro del coche y con las puertas bien cerradas. Este le dijo que él era muy religioso y de ninguna manera podía arriesgarse a dormir bajo uno de aquellos techos ante el peligro de que por la noche lo asaltara una mujer para querer mantener con él relaciones más íntimas de lo que era correcto; o sea, del tipo que todos podemos imaginar.
Hay niños que aún escriben cartas. Costa RicaDesde aquel día unas doscientas personas han viajado a Costa Rica para recalar allí y compartir una pequeña parte de su vida con las boruqueñas y sus pequeños. Es un destino turístico al que acceden personas de todas las edades con carácter solidario. Incluso es una práctica que realizan familias enteras que así desean hacer entender a sus hijos lo muy privilegiados que son por el mero hecho de haber nacido en un país como el nuestro, por mucha crisis que ahora padezcamos.
En este tipo de viajes suelen hacerse amistades de verdad, vínculos que te llegan al alma. Los niños turistas que han convivido con los Borucas han establecido buenos lazos de amistad con los pequeños de allí. Han compartido su espacio, sus juegos y su forma de vivir, y también les han contado cómo viven aquí ellos. Si existen seres que pueden entenderse con franqueza total por encima de colores, razas o naciones, estos son los niños. Ojalá nunca perdiéramos esta pureza de espíritu que los adultos –honrosas excepciones aparte– nos empeñamos en olvidar.
Hay niños que aún escriben cartas. Costa RicaComo ya hemos comentado, en quince años han cambiado las circunstancias pero no demasiado y tampoco para todo el mundo, ya que algunas personas de allá no entienden o comparten la filosofía de la acogida a viajeros responsables. Pero las que sí lo han entendido, han podido obtener beneficios importantes para mejorar su vida, y no solamente en sentido material, porque también han aprendido de los visitantes y han recibido muestras de amistad y compañerismo que tampoco conocían.

LOS NIÑOS ESCRIBEN CARTAS DE AMISTAD

Los cambios en los Borucas van abriendo paso, como es natural, a cosas y tecnologías nuevas para ellos y que para nosotros parecen ya inherentes a nuestra propia persona. Por ejemplo, cuando Ferran fue a visitar por primera vez a Marina y sus convecinas, en el poblado únicamente existía un teléfono. Seguramente ahora ya habrán llegado algunos móviles aunque no creo que puedan poseer muchos ipad u otros aparatos de última generación.
Como fruto de todo lo descrito, los niños occidentales, que de forma natural y loable querían mantener el contacto con sus amiguitos boruqueños conocidos en su viaje, durante estos años no han podido hacerlo por e-mail, ni por sms, ni mucho menos por whatsapp, ni con twiter, faceboks, ni otras cosas por el estilo. ¿Sabéis cómo han permanecido en contacto? ¿Sabéis cómo han continuado conociendo qué tal estaba su amiga o amigo? ¿Sabéis cómo mantienen el vínculo entre dos seres humanos que desean tener algo auténtico en común?Hay niños que aún escriben cartas. Costa Rica
Pues escribiendo cartas. Sí, sí, cartas en papel y escritas con lápiz, bolígrafo o pluma. Cartas puestas dentro de un sobre donde se adhiere un sello y se remiten por correo convencional. Cartas que viajan a Costa Rica con mensajes llenos de solidaridad y amistad. Aún hay niños que escriben cartas. ¡Qué maravilla! ¿No os parece?

 



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