Desde muy pequeña siempre me iba a dormir a casa de todo el mundo, de mis tías, abuelos, amigas. Me encantaba y si podía irme dos noches, mejor que una. Fui creciendo y seguía durmiendo en casa de las amigas siempre que podía.
Quizás ya quería empezar a experimentar maneras diferentes de vivir.
Así que cuando pude empecé a viajar por todo el mundo. Ahora es una de las cosas que más me gusta hacer con mi familia, aún no hemos vuelto de un viaje que ya estamos planeando el siguiente.
Me gustan las formas especiales y auténticas de viajar, por ello recuerdo, entre muchos otros, como un momento memorable la magia del atardecer sobre las dunas doradas en uno de mis primeros viajes en camión por Namibia.