Este verano, Machu Picchu puede ser tu gran aventura. Aún estás a tiempo de conseguir tu entrada, pero la demanda es alta y los cupos son limitados. Así que si quieres vivir la magia de uno de los lugares más emblemáticos del planeta, ¡es momento de reservar!
Viajamos a Machu Picchu (Perú), una fascinante antigua ciudad inca ubicada en lo alto de los Andes peruanos, a unos 2.430 metros sobre el nivel del mar.
Machu Picchu, construido alrededor del siglo XV, está compuesto por más de 150 estructuras entre templos, santuarios, casas y terrazas agrícolas, y está dividido en dos grandes áreas: la zona agrícola y la zona urbana. Algunas construcciones claves son el Templo del Sol, la Intihuatana (una piedra ritual asociada al calendario solar), y el Templo de las Tres Ventanas.
Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983 y elegido como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno en 2007.
El redescubrimiento de Hiram Bingham
Hace cien años, un explorador hawaiano, con la barba crecida de días, llegó a las faldas de una inmensa montaña verde, en las estribaciones de la remota cordillera de Vilcabamba, en la frontera de selva del Cusco, en Perú. Había seguido el camino trazado por los recovecos del Urubamba, el río sagrado de los incas, hasta el lugar indicado por sus informantes en la ruta: un pequeño caserío y desconocido cercano a unas aguas termales. Nuestro explorador, de nombre Hiram Bingham, era un arqueólogo de ideas fijas: quería encontrar la última ciudadela construida por los incas rebeldes, el último refugio donde resistieron Manco Inca, y Tupac Amaru, descendientes de los emperadores incas, y desde donde lanzaban ataques y emboscadas a los colonizadores españoles. Allí donde se escondió, tras la caída del imperio, la casta sacerdotal de los incas, custodiando el Punchao, el ídolo portador del polvo de los corazones de los gobernantes incas y las esperanzas de reconquistar su territorio.
Pero no encontró lo que buscaba: lo que se extendía sobre aquella vieja montaña (el Machu Picchu en lengua quechua) era una ciudad más antigua, abandonada antes de la llegada de los españoles, quienes nunca llegaron a ella. Una ciudad sagrada.
Entre las muchas hipótesis que se tejerían después, las más interesantes explican que se trataba de un centro de funciones religiosas habitado por sacerdotisas. Un lugar que también, como muchos lugares precolombinos, fue clave en la observación astronómica y vital para la planificación agrícola en esas tierras. Al ser parte de las estribaciones del nevado Salkantay- una de las montañas sagradas de los incas, se encontraba bajo la influencia de ese Apu protector, lo que le convertía en lugar al que sólo algunos tenían acceso.
Lógicamente decir que Bingham descubrió Machu Picchu es un absurdo: los pobladores de la zona sabían de su existencia. Pero es cierto que cuando empezó a desbrozar los matorrales que cubrían las piedras de la ciudadela, abrió una puerta importante a la ciencia y la arqueología, y la despertó de su durmiente olvido.
Hoy las montañas contemplan el mismo paisaje natural, pero el humano ha cambiado mucho. A los pies de Aguas Calientes, (aquel caserío a los pies de la montaña), en temporadas altas, un colorido mar humano busca llegar a los autobuses que serpentean camino arriba (los niños locales siguen jugando a bajar a pie, cortando camino la montaña a toda velocidad, para “ganarle” a los buses), un tren azul acompaña el recorrido del Urubamba…sí, Machu Picchu como el Taj Mahal o las Pirámides, no es sólo una maravilla del mundo sino un lugar ya transitado y visitado. A pesar de ello, hay pequeños trucos, ligeros desvíos que nos pueden permitir un minuto de paz, imaginar lo que este lugar fue y disfrutar de su permanencia.
Consejos para visitar Machu Picchu
- La mejor época para visitar Machu Picchu es en temporada seca (abril – octubre).
- Puedes llegar a Machu Picchu en tren desde Cusco (o desde Ollantaytambo o Poroy) hasta Aguas Calientes, luego en bus a Machu Picchu; o hacer el famoso Camino Inca, una caminata de varios días que culmina con la llegada a Machu Picchu por la Puerta del Sol (Inti Punku).
- Si eliges subir en tren, tienes que saber que hay un límite de peso del equipaje en el tren.
- Hoy en día el acceso está regulado para proteger el sitio: hay horarios y cupos limitados. En temporada alta las colas pueden llegar a tomar más de una hora, dependiendo de los horarios. Por tanto, es imprescindible reservar con suficiente antelación.
- Es mejor visitarlo temprano o por la tarde.
- Aclimátate antes de visitarlo para evitar el mal de altura.
- Lleva tu pasaporte, ropa en capas, calzado cómodo, protección solar, repelente, agua y snacks ligeros.
- Hay varias pequeñas caminatas que pueden realizarse por el entorno de la ciudadela. El Parque de Machu Picchu es una zona protegida, que posee una inmensa variedad de aves, especies en peligro de extinción y vegetación autóctona.
- Haz una pausa en silencio y conecta.
Machu Picchu es mucho más que una postal si podemos llegar a ella avistando algo de su simbolismo, de cómo se relaciona con las montañas circundantes, del riquísimo entorno geográfico que le rodea-el Santuario Histórico de Machu Picchu es un área protegida que contiene al menos diez zonas de vida-, más, mucho más aún, si entendemos lo que ese paisaje, y la relación con la tierra, los ríos y las montañas significa para los pobladores indígenas de las alturas andinas -herederas y herederos de una tradición que se enraíza incluso antes, mucho antes, de los constructores incas-.
Es, como supo Bingham, es una puerta para quien quiera abrirla, es una pregunta abierta sobre las posibilidades humanas, sobre el inicio y el fin de lo que creemos eterno.