Con motivo de la campaña Mujeres Inspiradoras del Mundohoy os presentamos a Raquel Franco Valenzuela, enfermera quirúrgica, facilitadora sanitaria y creadora del proyecto Humanización en quirófano. Y lo hacemos gracias a Marta Vergés, nutricionista, chef y presentadora del programa Menja’t el món (La 2).
“Raquel es una mujer apasionada, revolucionaria, inconformista y valiente”, nos cuenta Marta, quien añade: “Su vida, mente, expresión y corazón se alinean de tal manera que le dotan de la capacidad para liderar movimientos sociales en pro del ser humano”.
Raquel trabaja para que el sistema sanitario ponga el foco en las personas. Y para conseguirlo ha creado el 1er Congreso de Humanización en Quirófano que se celebra en Barcelona. “Ha sido revolucionario y reactivo. Me acuerdo de que cuando puse los primeros posters en el bloque quirúrgico había todo tipo de mensajes, desde como que “Ya tocaba algo así” hasta “¿Humanizar? Esto es imposible dentro de quirófano”. Cuando se integra una inercia de tantos años que te aporta el sistema, realmente te acabas creyendo que no es posible hacer un cambio”, relata.
“La humanización empieza dentro de uno, de una escucha interna y de un auto conocimiento. No puedo cambiar las cosas que están fuera de mí, pero sí puedo cambiar la forma de verlas y vivirlas”, cuenta Raquel. “Cuando un niño llega al quirófano por primera vez tiene miedo. Miedo a lo que va a vivir en quirófano, a separarse de sus padres, a lo desconocido. Si esto no se sabe acompañar con una mirada, con el tacto, con un todo saldrá bien…, es decir, con habilidades que nos hacen ser humanos, conectará con el miedo y con todas aquellas emociones y pensamientos reiterantes que tienen un efecto contraindicado para hacer frente a una cirugía”, nos cuenta.
“Como profesionales de la sanidad tenemos la responsabilidad añadida de ser lo más humanos posible dentro de la técnica agresiva que supone que te abran el cuerpo. Porque, aunque sea de forma dirigida y con la intención de mejorar la calidad de vida de las personas, no deja de ser un acto violento para el organismo. Si la persona está receptiva y activa emocionalmente, estará más preparada para hacer frente a una situación de este tipo. Y es responsabilidad de cada sanitario adquirir unos hábitos para crear estos espacios que acompañen las emociones que se viven en el quirófano tanto con el paciente como entre los compañeros”, explica.
¿Cómo pueden los profesionales sanitarios conectar con las emociones?
“En primer lugar, promoviendo su auto cuidado. Nosotros que nos dedicamos a mantener la salud de otros, somos los que menos nos cuidamos. Entrenar a los profesionales en hábitos de vida y alimentación saludable, así como en autoestima, es fundamental. También es de gran ayuda implementar elementos humanizadores en quirófano que nos conecten con la parte humana, por ejemplo, los gorros de tela personalizados que identifican a cada profesional como ser humano… algo muy simple y que provoca un tema de conversación con el paciente para romper el hielo y ser más cercano. En resumen, no es más que volverse a conectar con el SER y el PARA QUÉ en su día decidimos dedicarnos a esta profesión”.
Para Raquel, es fundamental “conseguir ser uno mismo y desconectar de la montaña rusa emocional entre las que dominan el miedo, el asco y la rabia, productos del estrés, la ansiedad y la presión que se viven en el hospital, una desconexión que no deja espacio para acompañar estas emociones con humanidad y en cambio le da todo el espacio al ego, a comportamientos de frialdad y a una comunicación muy superficial, que a su vez provocan más hostilidad y estrés”.
En Raquel el cambio fue consecuencia de una revolución interna que le llevó a querer vivir con mayor armonía y salud. Y lo hizo tras superar grandes obstáculos en el camino: entró en una espiral destructiva al vivir un episodio de violencia de género.
“No era consciente de ello hasta que mi cuerpo dijo basta, lanzándome mensajes a través de síntomas de todo tipo. En plena separación de pareja, mi médico de cabecera me sugirió que necesitaba contactar con un servicio de atención primaria para mujeres afectadas por violencia de género. No me lo podía creer, pero haciendo los tests fui consciente de mi condición y de que lo que estaba viviendo era un trastorno por estrés post traumático. Yo pensaba que sabía quién era, pero en ese momento todos los patrones que me había creado para ser lo que la sociedad esperaba de mi rol de mujer se habían derrumbado. Después de tener la sensación de estar muerta en vida, era vital dar luz a todo aquello que en realidad yo era. Tenía que reconectarme para salir de esa situación. Fue entonces cuando descubrí qué complicado era que a mi alrededor comprendieran lo que me estaba pasando”.
“Una vez que ya sabes que has sufrido violencia de género no es suficiente. Después viene la pregunta ¿ahora qué hago con esto?, ¿cómo sobrepaso esta situación que todavía no está acompañada socialmente?, ¿cómo pongo límites?, ¿cómo supero la dependencia emocional?, ¿cómo cambio las cosas y me reconstruyo? La clave está dentro de las mujeres que están pasando por ello. Es necesario que se empoderen creyendo que lo que son y les pasa por dentro es más poderoso que los estereotipos de comportamiento que han aceptado desempeñar en una sociedad con desigualdad de género”.
Y lanza un mensaje para las personas que están viviendo una situación similar. “Primero hay que aceptarlo, porque en realidad no es una víctima sino una superviviente. Y después creer que sí se puede salir. Porque desde dentro parece que no, pero ¡sí, se puede! También es importante que tenga una persona de referencia con la que instintivamente sienta que puede confiar, para poder expresarse y sentir apoyo. Lo ideal sería que hubiera profesionales especializados en estos temas, pero la realidad es que hay muy pocos y están desbordados. Por lo tanto, la mujer se tiene que abrir a conocer a otras personas y formas de vivir para que afloren los recursos que tiene. Que no espere a que la ayuda venga de fuera, se trata de un trabajo interno. Que utilice el propio dolor que sufre como motor para trabajar su autoestima y salir de esta situación”.
Raquel consiguió salir adelante y tras una revolución interna, hoy persigue la revolución en quirófano. “Siento que estoy en mi misión de vida. Creo que estamos despertando y que se está creando una cadena para que la humanización en el quirófano llegue a muchos más hospitales”.
¿Qué mensaje le darías a las mujeres del mundo?
Que sean ellas mismas con todas sus cualidades completas.
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) una apuesta de todos. Retos universales para garantizar un planeta más sostenible, diverso y justo. Conoce cómo en Tarannà aplicamos los ODS.
Bárbaro tú trabajo Raquel. Eres cambio para todos. El mundo te necesita, abrazosssss
Muchas gracias por tu comentario, Andrés.
Muchas gracias Andrés por tu valoración y especialmente a Tarannà por brindar este espacio haciendo visible lo aparentemente invisible ;-)
Muchas gracias a ti, Raquel, por compartir tu historia. ¡Un abrazo!