Tengo 21 años… Se podría decir que soy una hormiga dentro de este mundo. Recién me he graduado en turismo y ya me veo en el corazón de todo este meollo… A veces pienso ¿Y qué pinto yo aquí?… Veo a mis compañeros y me siento tan lejos… Pero después reflexiono, y me doy cuenta de que es el lugar en el que debo estar. Soy joven, con ganas de aprender.
Desde mi primer año de carrera han pasado mil cosas por mi cabeza y me decía a mi misma: voy a trabajar en un touroperador y crear yo los productos, voy a ser guía, voy a dar la vuelta al mundo… Me gustaría hacer tantas cosas, que a veces pienso que la vida se me queda corta…
Pero siempre he tenido un pequeño muro ante mí. Mi pequeña- gran fobia, los idiomas. Oía decir: “Sin idiomas nada es posible en este mundo”.
Y me tiré de cabeza al mar y lo superé trabajando en diferentes Cruceros, en un Museo, en una Agencia de viajes, en una tienda en el centro de la ciudad… Y lo que cambió mi vida, la animación. Siempre he dicho y diré que soy Animadora turística: “Una vez empiezas, ya no puedes parar… “. Un trabajo en el que he crecido interna y externamente, y sobre todo un trabajo gratificante. Desde mis 18 años hasta hoy día, me he dedicado a ello. Es un trabajo duro, pero una sonrisa recompensa todo lo demás.
La carrera de turismo me ha abierto las puertas a muchos sectores, y he podido valorar lo que quiero y no quiero en mi vida.
“Me dedico al turismo, pero no me gusta el turismo”. Es algo paradójica esta afirmación, pero creo en la esencia de los viajes, en conocer una región de verdad desde sus raíces. Miro a mí alrededor y veo gente que colecciona países, mapas llenos de banderitas y una vez que preguntas acerca del país en sí, se produce un gran vacío… Esto es lo que no quiero.
Una vez oí hablar de turismo solidario… ¿Qué será esto del turismo solidario?… Busqué y busqué y di con el clavo. Fue entonces cuando conocí a Tarannà. De esto hace más de dos años.
Seguí a Tarannà desde fuera, los visité en la Feria de Turismo, me subscribí en los boletines informativos, ojeaba la web rutinariamente para ver las novedades… Hasta que un día, gracias a un pequeño empujoncito, me puse en contacto con ellos… Y ahora estoy aquí.
Este último año, mi vida ha tomado su propio rumbo. Ha sido un año de grandes decisiones, ha habido momentos duros, pero finalmente siento que he tomado la decisión correcta.
Todo es una gran recompensa y me siento feliz de estar donde estoy.
Doy gracias al equipo TATE por darme esta oportunidad y por hacerme sentir una más. Sobre todo al departamento Solidario que me han orientado en todo momento y a Felisa Palacio y Ferran Martí por abrirme la puerta de esta familia que es Tarannà.
Agradecer a mi familia y amigos que me han apoyado en todo momento, y han aguantado mis neuras y pequeñas crisis… no ha sido fácil, lo sé.
Llegó el momento de despegar… Rumbo: la vida!
