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COSTA RICA, CON MUCHO GUSTO

28 Nov 11    Cuadernos de viajes    Tarannà    Sin comentarios

Rara vez sucede en los viajes, pero aquí todo es cierto.
Las fotos de las guías no son montajes ni filtros sino la pura realidad que se te cruza a cada instante.

Costa Rica es un país de gente y paisaje. De camino y conversación. De ver y escuchar. Es un país en el que la palabra verde se queda corta para tantas realidades. Verde es todo, así que decir sólo verde no explica nada; sería necesario inventar tantos términos como matices para hablar del verde de las alfombras de césped que cubren el camino a cualquier lugar; del verde de las plantas de desmesurado tamaño que están en todas partes, que le pueden al hombre, que invaden las carreteras de débil asfalto; del verde que toca el cielo, del verde que besa el mar. Todo verde. Pura vida.

Llegamos a Costa Rica la tarde de un jueves, cuatro chicas, cargadas de maletas, de ilusiones y de ganas de conocer. Creíamos que estábamos ante el inicio de una aventura y no nos equivocábamos en absoluto. Así lo hemos vivido.

21/07
Será difícil contar lo que ha sido este viaje porque en las fotos faltarán sentidos. Hoy hemos visitado el Volcán Poás, a pocos kilómetros de San José y no vamos a poder transmitir el intenso olor a azufre que hace pensar en el infierno cuando su azul es lo más próximo al paraíso. ¿Cómo explicar el cráter sin su olor y sin sentir el silencio que lo envuelve pese al buen número de turistas que lo contemplamos asombrados?

Ahora son las 10:30 de la noche y aquí todos duermen ya (incluido el resto de mi expedición). En Costa Rica el día y la noche se reparten las horas, disfrutamos del sol de 6 a 6 y por este horario se rige la vida. Estoy sola en el porche de mi habitación y un concierto de insectos me regala los oídos. Ahora sí, un año más, que viajar es de alguna manera dejar de ser el yo del resto del año para ser una persona más permeable a todo lo que te rodea, ¿cómo se explica si no que una urbanita como yo, que en su vida cotidiana se asusta de cualquier insecto, esté aquí compartiendo espacio con grillos, lagartijas, alguna rana e insectos en general con una sonrisa en los labios?

22/07
En Costa Rica las estaciones son solo dos: verano e invierno; la única diferencia entre ambas es que en invierno llueve a diario. Ahora estamos en invierno y hoy ha llovido a mares. Si es el precio que hay que pagar por disfrutar de esta naturaleza desmedida que nos rodea tengo que decir que no parece mucho peaje. Cuando ha dejado de llover, regresábamos a Quepos tras vivir un día fantástico en el parque de Manuel Antonio, nuestro primer encuentro con la naturaleza, con el Pacífico, con la fauna. El agua en contacto con la calzada caliente levantaba una pequeña neblina que hacía pensar que estábamos conduciendo por un paisaje irreal; nubes de formas y colores cubrían las cimas de las montañas. Lluvia. Vida.
Chubasquero, buen calzado, mejor humor y sólo se necesita una buena conversación delante de uno de estos increíbles jugos de frutas naturales para pasar el chaparrón.

23/07
Hoy está siendo un día de tránsito. Dejamos atrás las fantásticas playas del Pacífico para adentrarnos en el país y conocer el bosque seco de Palo Verde; es por lo tanto un día de carretera, buen momento para hablar de la conducción en Costa Rica: una aventura.
Disponer de vehículo propio nos está dando mucha libertad pero es algo que no está exento de dificultades. Para empezar Costa Rica no dispone de un buen mapa de carreteras (o no hemos sabido encontrarlo), además la señalización es pésima cuando no inexistente, de forma que nunca sabes qué pueblo o ciudad estás atravesando y así resulta imposible saber si estás o no en el buen camino. De momento estamos resolviendo estos problemillas haciendo uso de la amabilidad del tico al que se puede preguntar cualquier cosa porque siempre está dispuesto a ayudar con un “con mucho gusto” en los labios (no entraremos en detalles sobre lo bien o mal que te orientan porque la intención es buena y eso es suficiente).
Capítulo aparte merece el estado de las carreteras. Ya sabía que no íbamos a encontrar muchos baches pero la realidad está superando las expectativas y cualquier trayecto se convierte en una serpenteante carrera de obstáculos.

Y desde luego, para acabar, se ha de decir algo sobre la forma de conducir de los ticos: no respetan ni lejanamente los límites de velocidad, adelantan en doble línea continua, en cambios de rasante, sin atender las más mínimas normas de prudencia. Sin embargo debo decir en su favor que no molestan al turista que intenta ser respetuoso con la normativa (porque os puedo asegurar que por mi modo de conducir no hay duda de que yo no soy del lugar).

Pese a todo hemos conseguido alcanzar la estación biológica de Palo Verde desde donde escribo antes de dormir. Somos las únicas turistas; compartimos mesa y espacio con un grupo de botánicos que están recorriendo el país clasificando los miles de tipos de helechos que hay por todos sitios, con dos familias de mapaches y con centenares de iguanas inofensivas, al menos a primera vista.

24/07
A las 6:30 ya estamos desayunando. Hemos aprendido a vivir con el sol y poco después de las 7 caminando acompañadas de una de las responsables de la estación que nos descubre mil secretos de la flora y la fauna y que nos acompaña a un mirador donde la vista realmente se pierde en el horizonte.
Hoy hemos tenido tiempo para caminar y charlar con la gente que vive por aquí: agricultores, ganaderos… el tico no es persona que te busque para hablar pero no rehúsa la conversación cuando se presenta. Está siendo un buen día.
Después de comer hay que volver a enfrentarse al volante porque nos dirigiremos a Monteverde a descubrir el bosque húmedo.

25/07
Monteverde – El camino hasta aquí fue duro pero quizás no merecedor de la mala fama que tiene, al menos si lo comparas con otras muchas carreteras sin asfaltar del país, la única diferencia reseñable es que aquí el camino es pendiente y rodeado de precipicios. Llegamos con tiempo de instalarnos (o sea, de descubrir la habitación de un hotel que se oculta entre la exuberante vegetación con todo el universo de insectos que ello conlleva; de momento ha sido la noche más dura con diferencia en este sentido), de conocer el pueblo con más turismo de los que hemos visto y de contratar las actividades que hemos hecho hoy.
Antes de irme a dormir -parece que hoy hay menos bichos- tengo la impresión de que lo que hemos visto y hecho días atrás era un calentamiento comparado con el día de hoy.
A las 8:30 de la mañana somos las terceras visitantes del bosque nuboso que desgraciadamente – ¡o no! – hoy es lluvioso, e iniciamos una caminata de dos horas por el bosque húmedo, realmente fantástico, bosque de hadas y duendes, de brumas y brisas. Nuboso no porque haya niebla, sino porque las nubes viven en él.

A las 11 estamos tomando un chocolate caliente con un grupo de yanquis y decenas de ¡colibríes!

A las 11:30 empieza la aventura del día. Monteverde ofrece diferentes actividades de aventura dentro del bosque. Por orden de descarga de adrenalina tenemos: el Skay walk, se trata de un paseo de alrededor de dos horas atravesando seis puentes colgantes de gran altura que te permiten observar el bosque desde mil perspectivas. El Skay treck, que consiste en lanzarse por una serie de cables instalados a distintas alturas, sobre los árboles, entre los árboles, sobre las nubes. Por último está el Canopo, similar al Skay treck pero con cables más cortos que alcanzan mayor velocidad.
Yo me he decidido por el Skay treck, así que armada de arneses, casco, guantes, entre sufrido minero y aventurera turista, inicio una experiencia que realmente me ha llevado a caminar entre las nubes. El clima puede que no haya acompañado pero en el último cable me he perdido literalmente en una nube, el cielo y yo, sin nada ni nadie más por un momento…
Por la tarde, más relajado, tomamos un pequeño tren elevado que recorre parte del bosque y nos permite ver pájaros, mapaches, guatusas, ardillas y muchos más animales que ni siquiera sabemos nombrar. ¡Qué lejos queda el asfalto de la ciudad que dejamos atrás hace sólo 7 días!
¡Ah¡ Si visitáis Monteverde no dejéis de tomar un jugo natural en un café que está frente a la parada del autobús, un poquito a la derecha, donde también sirven buenas cenas.

26/07
Tempranito hemos dejado la lluviosa Monteverde para dirigirnos a El Arenal. Aprovechamos la libertad que nos da el coche y de camino visitamos las cataratas del Viento Fresco. Están abiertas al público desde hace sólo tres meses y somos las visitantes 315 (todos los lugares llevan un rudimentario control de visitantes en libretas donde tú mismo anotas tu nombre y país de procedencia); se encuentran a 11 km. de Tilarán y aunque no es muy visible uno se fija bien, a la derecha del letrero que las anuncia, hay una pequeña construcción de madera donde está el que se anuncia como flamante “gerente general” de las cataratas. Nosotras no lo hemos visto y el señor nos ha “perseguido” con su vespino hasta donde el sendero es accesible con el coche para cobrarnos una módica “entrada” de unas 300 pts. Son tres cascadas espléndidas, de diferentes tamaños y disposiciones, realmente la excursión vale la pena aunque el camino se hace algo agobiante por el calor y la altitud.
Hemos llegado a El Arenal en medio un gran chaparrón y hemos descubierto otra ciudad que, como Monteverde, ofrece numerosas actividades al turista: Visitas a cataratas, paseos a caballo, baños termales y como no, presidiéndolo todo, el volcán.

Tenemos contratada una excursión al volcán que está llena de sorpresas; la primera: la caminata es de noche; la segunda: el volcán está en erupción.

El camino de ascensión ha sido alucinante, sobre un mar de lava negra. Lo que hemos visto no es fácil de explicar. Ha sido más de una hora de contemplación de erupciones con la lava roja cayendo a unos metros de nosotros. El descenso todavía mejor; nuestro guía nos ha dado una linterna a cada uno y hemos tenido que deshacer el escarpado camino, despacito, sobre la lava, como un reguerito de luciérnagas.
Ahora escribo desde la habitación. El día está nublado y no veo el volcán, pero aún puedo sentir el ruido del cráter, algo así como una olla de garbanzos en ebullición; va a ser difícil conciliar el sueño.

27/07
Cada día, cuando me acuesto, pienso “hoy ha sido insuperable, en algún momento el nivel del viaje ha de empezar a bajar”, sin embargo hoy, otra vez, ha sido el mejor día.
Todavía tenemos coche pero hoy hemos disfrutado de chofer, José Luis, gran persona y gran conversador, todo un lujo de compañía y cómo no, todo un tico conduciendo (hasta hoy no sabíamos que el coche pudiera alcanzar esas velocidades).
Vamos a visitar el nacimiento del Río Celeste. Salimos a las 6:30 y por el camino nos detenemos a conocer una colonia de indios guatusos que viven en unas condiciones bastante precarias pero que son amables y hospitalarios con el turista.
La excursión incluye desayuno abundante, hay que cargar pilas para la caminata que nos espera. A las 10 ya estamos con Alex, el guía, cuatro chicas Tarannà dispuestas a todo.
El camino es duro pero Alex es un buen guía y nosotros empezamos a tener cierta experiencia en esto de caminar, así que alcanzamos un ritmo más que aceptable. Llega el momento en que hay que cruzar el río, Alex tiende una cuerda, y… allá vamos. ¿Cómo explicarlo? Por un instante todo son risas, aventura, diversión, despreocupación por todo lo que no sea aquí y ahora: vacaciones a todos los niveles.
Llegamos al teñidero y podemos contemplar con nuestros ojos como dos lenguas de agua, diferente color, diferente temperatura, confluyen y se funden para teñir el río del profundo celeste que le da nombre. De aquí a un baño en pequeñas piscinas naturales de agua a diversas temperaturas –balneario exclusivo- y seguimos el camino hacia una cascada espectacular, de treinta metros de altura. Son momentos que intentamos retener en nuestras mentes porque sabemos que va a ser imposible capturarlos con la cámara; hay cosas que no pueden contarse, sólo vivirse, y ésta es una de ellas.
A las 18:30 ya estamos de vuelta en el hotel tras dejar el coche que tan bien se ha portado. ¡A partir de mañana vamos a dejar que se ocupen de nosotras! Ha sido un día aparentemente insuperable y completo, pero ¡sorpresa! Hoy el cielo está despejado y ahora entiendo la disposición de las pequeñas construcciones que componen el hotel; desde el porche y amparada por el silencio y la oscuridad de la noche, observar el volcán es pura magia. Los ocupantes de cada una de las habitaciones estamos entregados a contemplar el mismo milagro de la naturaleza: el volcán está en erupción y podemos ver cómo la lava baja por sus laderas como si de un espectáculo de fuegos artificiales se tratara. Hemos pasado dos horas con la boca abierta y se no ha olvidado cenar.

28/07
Hoy nos han recogido a las 7 de la mañana con algo de retraso sobre el horario previsto y hemos conocido a Didier que será nuestro guía en los próximos cuatro días; también una pareja de ingleses que se dedican a conocer Centroamérica en sus veranos, viajará con nosotras.
Autocar, trámites de aduana (largos y tediosos; entraremos en territorio nicaragüense) y a la barcaza tripulada por el capitán Tacaco.
Estoy segura que ésta es la forma ideal de alcanzar Tortuguero porque el trayecto por el río es una fiesta y en ningún momento tenemos la impresión de que lo que hacemos es estar yendo a alguna parte; el viaje no es un medio sino un fin en sí mismo, no existe el “tiempo perdido”.
Hemos pillado una buena tormenta y aunque nos han dejado unas capas de pescador no nos hemos escapado de ponernos chorreando; es genial sentir como el agua castiga la espalda con la velocidad de la barca. Si mejoramos la técnica quizás en la próxima tormenta podemos mantenernos secas.
Hemos visitado un mercado en Nicaragua y hemos podido comprobar la diferencia de nivel de vida de un país a otro, ¡qué distinto hacer a uno u otro margen del río! pobres nicas que están invadiendo Costa Rica. El sueño de la emigración que se repite en todo el mundo, porque en todos sitios hay quien no se resigna a lo malo que le tocó vivir y busca lo que quizás ni existe: un mundo mejor en la otra orilla.
Sin embargo, lo mejor del día es el alojamiento en Boca Tapada, pequeño lodge, a unos kilómetros de ninguna parte, habitaciones de madera, cultivos que lo hacen autosuficiente… Todo ello regentado por un europeo que sin duda decidió abandonar el ruido de la ciudad para perderse en la selva. Somos los únicos ocupantes junto a un ornitólogo francés que lleva dos meses contemplando las aves y lejos de vivir el silencio nos dejamos envolver por los ruidos de la naturaleza que está en todas partes.
Después de cenar nos llevan a conocer a Charlie, José y los pequeños… ¡caimanes! Cuando uno de los trabajadores del lodge ha empezado a llamar a Charlie agitando una bolsa con carne fresca no podíamos imaginar que un caimán de más de metro y medio iba a salir de la laguna y plantarse a medio metro de nosotros para recibir su comida. ¿En qué otro lugar se pueden vivir experiencias como ésta?

29/07
Iniciamos el día muy pronto, con una caminata de tres horas, hoy ataviadas con botas de agua para el abundante fango de los caminos. Hemos visto monos cariblancos, ranas minúsculas – poco más grandes que la uña de mi pulgar – de colores vistosos pero muy venenosas, pájaros, hormigas corta hojas, pequeñas serpientes…

Comemos tempranito una especie de paella con pollo desmenuzado (¿o será iguana?), riquísima, en el mirador que hoy, con la luz del sol, nos ofrece un espectáculo de tucanes, loros cacatúas, oropéndolas… ¡parece que con sólo estirar la mano puedas tocar a cualquiera de ellos!
Seguimos viaje fluvial hacia Tortuguero y llegamos a un hotel genial.
Hace sólo un rato, vestidas de negro de pies a cabeza, hemos podido contemplar el desove de las tortugas gigantes. Hay que esperar el momento adecuado porque verlo es tanto una cuestión de suerte como de paciencia.
En cualquier caso, la espera es un regalo: la noche está clara y nos cubren miles de estrellas, nos confundimos con la arena negra de la playa y nos dejamos mecer por el sonido del mar, Finalmente, ante nuestros ojos asombrados, una inmensa tortuga deposita más de cien huevos en un gran nido, de los que no se espera que más de cuatro o cinco alcancen la edad adulta. Realmente ha sido como estar dentro de un capítulo del National Geographic.

30/07
Primer día relajado. ¡Hoy ni siquiera hemos madrugado! Tras el desayuno tomamos la barcaza y vamos a visitar los canales de Tortuguero y toda la fauna que esconden. Ver caimanes a sólo unos centímetros, observar tortugas marinas, descubrir perezosos en las ramas, adivinar basiliscos entre las hojas, distinguir el alarido de un mono aullador se está convirtiendo en algo normal para estas cuatro chicas de ciudad, esto más que estar de vacaciones, es vivir las vacaciones. ¿Quién se acuerda del trabajo, de las prisas, de los horarios?

31/07
RELAX. Hemos estado toda la mañana en la piscina. También esto es pura vida. Dejamos atrás las botas de treking y nos enfundamos bañador, bronceador y novela. Ha llegado el momento de empezar a cargar pilas aunque eso no significa que se haya acabado la aventura ni mucho menos: hoy nos dirigimos al Caribe.
El camino hacia Limón lo hemos hecho en autocar y aunque no tiene nada que ver con el trayecto por el río nos ha servido para ver las inmensas plantaciones de bananos y conocer cómo se vive de la agricultura.
En Limón nos despedimos de Didier que nos deja en manos de Gustavo que se ocupará de nosotras en nuestra estancia en Cahuita. Chofer, guía y música totalmente acorde con el nuevo destino rasta – reage que nos espera.
Cahuita es un pequeño pueblo, de calles sin asfaltar, de población mayoritariamente de color, de estética reage, donde es fácil encontrar turistas que dejaron de serlo para instalarse aquí así que es normal encontrar parejas mixtas con niños de rasgos y tonalidades de piel sorprendentes.
Nos alojamos en Villas Exóticas, a sólo cuatrocientos metros del pueblo, pero escondidas entre grandes árboles. Disponemos de una casa de dos dormitorios y cocina y vamos a estar aquí cinco noches. ¡Hogar dulce hogar!

1/08
¡Ya es agosto!  ¡Ya estamos en el Caribe de la palmeras y las playas desiertas!
Si lo normal es que al amanecer te despierte el canto del gallo, a nosotras hoy nos ha despertado el aullido del mono. Afortunadamente anoche nos avisó nuestro vecino de que no debíamos asustarnos; se trata de una familia de monos que vive en los árboles entre los que se han edificado las villas. Los monos aulladores son negros y no muy grandes de tamaño pero por sus gritos parece que un gorila esté acechando en la ventana…
Esta mañana vamos a descubrir las playas. El parque de Cahuita tiene una playa de varios kilómetros de arena clara y palmeras que se inclinan para besar el agua. Un día más el espectáculo supera las expectativas. Disfrutar de una playa virgen tiene sus ventajas, las más, y sus pequeños inconvenientes: la arena está llena de los pequeños troncos que arrastra el mar y es territorio de cientos de cangrejos, a cambio disfrutamos de la privacidad de una extensa playa en la que no estamos más de 15 personas (en más de 3 Km.!), de un agua transparente en la que nos bañamos junto a los peces, del silencio, de un paisaje que ni siquiera me habría atrevido a soñar.

2/08
Hoy queríamos hacer snorkel en el arrecife de coral de Punta Cahuita, pero como el día no acompaña hemos ido a conocer Puerto Viejo hasta donde llegamos en el autobús regular del pueblo sin mayores problemas.
Puerto Viejo es algo más grande que Cahuita y caminamos por sus calles bajo la lluvia a la que después de tantos días nos hemos acostumbrado; hemos estado en la playa negra y lo cierto es que, pese a su nombre, no te la puedes imaginar hasta que la estás pisando: es real y absolutamente negra. Arena fina, volcánica, negra como las gentes del lugar que sin atender al clima se bañan, surfean, viven la vida sin prisa ni aparente preocupación.

De regreso a casa descubrimos que sí, que realmente ya es agosto y ya no estamos solas sino que los vecinos españoles han ido llegando, de forma que pasamos la velada con una familia de Madrid, porque también eso tienen de bueno las vacaciones: todos estamos dispuestos y hasta ansiosos de compartir tiempo y experiencias con los demás.

3/08

Hoy por fin hemos podido hacer snorkel. No se trata de una actividad peligrosa porque los guías cuidan de ti en todo momento. Somos un grupo numeroso y los más entendidos dicen que el arrecife está algo castigado (hace unos años hubo un terremoto que afectó seriamente a la zona) sin embargo a mi me ha parecido una maravilla: hay abundantes bancos de peces y durante más de una hora equipada con gafas y aletas he podido nadar entre peces que hasta ahora sólo había podido ver en el acuarium; si encerrados en una piscina artificial ya arrancan exclamaciones ¿cómo explicar lo que es tener a peces amarillos y negros, azules, fluorescentes, planos, redondos, grandes, pequeños… aleteando a escasos centímetros de la nariz?
Para redondear la excursión nos han llevado a la playa a descansar un rato, comiendo fruta fresca, antes de emprender un camino de dos horas a pie hasta el pueblo por el sendero que transcurre paralelo al mar y en el que hemos descubierto plantas que son cicatrizantes, blanqueadoras de dientes, tinte natural, y donde, cómo no, hemos visto nuevamente animales e insectos impensables, incluida una venenosa serpiente amarilla, que sabiéndose letal, exhibe su vistoso color sobre el verde de las hojas.

4/08
Es nuestro último día de playa porque mañana temprano nos recogen para regresar a San José donde ha de acabar nuestro periplo. Aunque estamos dispuestas a tostarnos al sol el día se levanta lluvioso… a estas alturas ya nada nos molesta. Costa Rica es un regalo y como tal lo aceptamos, con sus soles y sus lluvias, con sus sonidos y sus silencios, con lo que cada mañana nos quiera regalar.

5/08
Por fin hemos podido conocer San José. Parece que estuviéramos en cualquier ciudad de España pero bastantes años atrás. Mercados, comercios, bares, restaurante; multitudes de gentes dispuestas a disfrutar de las calles el fin de semana, y nosotras con ellas.
El hotel, estupendo, está situado en un edificio de muchas plantas: se han terminado las construcciones que se confunden con el paisaje, los ruidos del bosque han dado paso al bullicio de la ciudad. Todo anuncia la vuelta a casa.

6/08
Avión.  Tránsitos.  Vuelo.  Cansancio.  Regreso al hogar.
Leo las primeras líneas de este “diario de abordo” y sé que quien las escribe es y no es la misma persona. Si vivir nos enriquece, nos enseña, nos hace crecer por dentro y por fuera, viajar es vivir dos veces, vivir más rápido, vivir con mayor intensidad. En este viaje he descubierto cosas de mí que nunca hubiera imaginado y que nunca habría sabido si no llego a estar en las circunstancias en que aquí he estado. Ahora sé que soy más mayor, tal vez mejor que cuando hace unos días preparaba ilusionada la maleta.
¿Dónde creceré el próximo verano?

Silvia Fernández



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