Hace unos 48.000 años, después de una erupción volcánica que según cuenta la leyenda fue la mayor de la historia, se formó una caldera volcánica que, con el tiempo y gracias a las aguas que los siglos hicieron verter en ella, dio lugar al lago más profundo de Centro América. Pincelado por tres impetuosos volcanes de más de 3.000 metros de altura que asientan su poder sobre sus orillas, el Atitlán es, dicen, el más bello lago de la Tierra.
Durante nuestra luna de miel por el Rajasthan, en la inabarcable India, en medio de un inmenso paisaje punteado por rebaños de camellos y ovejas, con los pastores más humildes y más elegantes del mundo y a solo 45 minutos al sur de Jodhpur, en la ruta que nos lleva hasta Jaisalmer, se encuentra Mihir Garh, una joya arquitectónica que ha quedado grabada, a fuego, en nuestro corazón.
Un pasado reciente de canibalismo junto a un evidente espíritu guerrero son, entre otras, las señas de identidad de los pueblos que habitan en esta región de Indonesia. Inmersos en la Edad de Piedra, resisten en lo más profundo de una selva cuya mayor parte permanece todavía hoy fuera del tiempo y de los mapas.
Uno de mis más saludables vicios es el de seleccionar meticulosamente la lectura para cada uno de mis viajes, con narrativa cuyos escenarios sucedan en los lugares por los que pienso pasar.
El pasado viernes se cumplían cien años del nacimiento de Marguerite Duras, la escritora francesa que en mi adolescencia me hizo imaginar los paisajes de Indochina con su libro “El amante”. Ella describía la escritura como “aullar sin ruido” y como “borrar huellas” al proceso de confesar. A ambas cosas dedicó su vida y con ambas me regaló otro de mis recurrentes sueños viajeros.
Existe un lugar que en tiempos fue maldito, una trampa mortal para los barcos que navegaban cerca de sus orillas, un lugar al norte de Namibia donde las playas estaban repletas de antiguos navíos embarrancados y esqueletos de ballenas varadas. Los nativos llamaban al lugar la tierra que creó la ira de Dios. Los marinos portugueses, las puertas del infierno.
Costa Rica es en sí un lujo, basta con pisar el país para sentir lo maravilloso y único de un pueblo que ha sabido preservar el legado natural, puro, virgen, inalterado, para las generaciones presentes y futuras. Sigue leyendo
Una vez dijimos (somos prisioneros de nuestras palabras) que el lujo que nos gustaba no era de mármoles, de dorados, de hoteles clásicos tradicionales. Pero en toda regla debe haber una excepción. Sigue leyendo
Nuestro compañero Enrique nos envia esta nota de su fin de semana con David Bisbal y sus amigos. Gran día de actividades con David Bisbal y Rosanna, Nala y Maxi (Estos dos últimos son peludos y caminan a cuatro patas) Mañana escalando en Patones y después de comer un poco de Kayak en el Atazar. Gran día con grandes personas!!
Los países de Kenia, Tanzania y la isla de Zanzíbar fueron el escenario de éste, mi primer viaje por tierras africanas.
No tengo por costumbre hacerme expectativas antes de emprender un viaje, pero éste era distinto, se conjugaba la emoción con la aventura de ir y visitar los parques quizás los más famosos del mundo donde habitan los animales salvajes de tantísimas especies, verlos tan cerca de mí, observarlos en el diario transcurrir de su vida salvaje sin perder el más mínimo movimiento o acción que daría lugar para inmortalizarlos en mis fotografías. Sigue leyendo
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) una apuesta de todos. Retos universales para garantizar un planeta más sostenible, diverso y justo. Conoce cómo en Tarannà aplicamos los ODS.
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