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Machu Picchu, más allá de cien años

16 May 11    Noticias Tarannà    Tarannà    Sin comentarios

Machu Pichu Perú

Sobre el aniversario del (re)descubrimiento de la ciudadela inca.

Hace cien años, un explorador hawaiano, con la barba crecida de días llegó a las faldas de una inmensa montaña verde, en las estribaciones de la remota cordillera de Vilcabamba, e frontera de selva del Cusco, en el Perú. Había seguido el camino trazado por los recovecos del Urubamba el río sagrado de los incas, hasta el lugar indicado por sus informantes en la ruta: un pequeño caserío y desconocido cercano a unas aguas termales. Nuestro explorador,  de nombre Hiram Bingham, era un arqueólogo de ideas

fijas:  quería encontrar la última ciudadela construida por los incas rebeldes, el último refugio donde resistieron Manco Inca, y Tupac Amaru, descendientes de los emperadores incas , y desde donde lanzaban ataques y emboscadas a los colonizadores españoles. Allí donde se escondió, tras la caída del imperio, la casta sacerdotal de los incas, custodiando el Punchao, el ídolo portador del polvo de los corazones de los gobernantes incas y las esperanzas de reconquistar su territorio.

Pero no encontró lo que buscaba: lo que se extendía sobre aquella vieja montaña (el Machu Picchu en lengua quechua) era una ciudad más antigua, abandonada antes de la llegada de los españoles. Una ciudad sagrada.

Entre las muchas hipótesis que se tejerían después, las más interesantes explican que se trataba de un centro de funciones religiosas habitado por sacerdotisas. Un lugar que también, como muchos lugares precolombinos, fue clave en la observación astronómica y vital para la planificación agrícola en esas tierras. Al ser parte de las estribaciones del nevado Salkantay- una de las montañas sagradas de los incas, se encontraba bajo la influencia de ese Apu protector, lo que le convertía en lugar al que sólo algunos tenían acceso.

Lógicamente decir que Bingham descubrió Machu Picchu es un absurdo: los pobladores de la zona sabían de su existencia. Pero es cierto que cuando empezó a desbrozar los matorrales que cubrían las piedras de la ciudadela, abrió una puerta importante a la ciencia y la arqueología, y la despertó de su durmiente olvido.

Hoy las montañas contemplan el mismo paisaje natural, pero el humano ha cambiado mucho. A los pies de Aguas Calientes, (aquel caserío a los pies de la montaña), en temporadas altas, un colorido mar humano busca llegar a los autobuses que serpentean camino arriba (los niños locales siguen jugando a bajar a pie, cortando camino la montaña a toda velocidad, para “ganarle” a los buses), un tren azul acompaña el recorrido del Urubamba…sí, Machu Picchu como el Taj Mahal o las Pirámides, no es sólo una maravilla del mundo sino un lugar ya transitado y visitado. A pesar de ello, hay pequeños trucos, ligeros desvíos que nos pueden permitir un minuto de paz, imaginar lo que este lugar fue y disfrutar de su permanencia.

He estado muchas veces en Machu Picchu y de maneras distintas – por la época, por las circunstancias, por la manera de llegar- pero siempre intento encontrar una manera nueva de mirar Machu Picchu:  porque sí, es mucho más que una postal, si podemos llegar a ella avistando algo de su simbolismo, de cómo se relaciona con las montañas circundantes, del riquísimo entorno geográfico que le rodea- el Santuario Histórico de Machu Picchu es un área protegida que contiene al menos diez zonas de vida – más, mucho más aun, si entendemos lo que ese paisaje, y la relación con la tierra los ríos las montañas significa para los pobladores indígenas de las alturas andinas- herederas y herederos de una tradición que se enraíza incluso antes, mucho antes, de los constructores incas. Machu Picchu, como supo Bingham es una puerta para quien quiera abrirla, es una pregunta abierta sobre las posibilidades humanas, sobre el inicio y el fin de lo que creemos eterno.

Tips sobre Machu Picchu

– Huayna Picchu, la montaña que domina el lugar arqueológico: se puede llegar a su cima en una caminata sencilla pero emocionante y ciertamente hermosa. Desde allí se tiene una vista de conjunto de la ciudadela, el río y las montañas de la cordillera.

– Hay varias pequeñas caminatas que pueden realizarse por el entorno de la ciudadela. El Parque de Machu picchu es una zona protegida, que posee una inmensa variedad de aves, especies en peligro de extinción y vegetación autóctona.

– Vilcabamba la Grande, la ciudadela inca, que buscaba Hiram Bingham en realidad aun no ha sido encontrada diversos sitios incas en la zona de Vilcabamba han sido pensados como tales, pero la búsqueda aun sigue abierta.

– El año 2011 una muestra de 363 de las 46,332 piezas arqueológicas extraidas por Hiram Bingham durante la excavación de 174 tumbas, y llevadas a la Universidad de Yale, fueron devueltas tras un largo litigio establecido por el Estado peruano.



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