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El Corazón Viajero. Viaje a Perú

8 Mar 17    Cuadernos de viajes, Cuéntanos tu experiencia    Tarannà    Sin comentarios

El Corazón Viajero. Perú

Alrededor del mediodía del 23 de Julio de 1911, un explorador llamado Hiram Bingham, escaló una colina empinada y se topó con Machu Picchu, descubriendo para la mayor parte del mundo lo que había sido hasta el momento, el más grande secreto guardado por los Incas.

Pasados ya los días de locura de nuestra celebración de bodas, alrededor del mediodía, en Cuzco, también nosotros nos dispusimos a descubrir este hermoso secreto para nuestro corazón viajero. Subimos a bordo de un lujoso tren, que llevaba el nombre del explorador y que reflejaba el lujo de los trenes europeos de aquellos primeros años del siglo veinte.

El Corazón Viajero. PerúEntre casitas colgadas, la locomotora remontaba las colinas hasta descender al Valle Sagrado de los Incas, entre pueblos perdidos y paisajes mosaico, típicos de los cultivos andinos, donde los agricultores trabajaban con la misma paciencia y habilidad que sus antepasados.

El personal de a bordo nos iba sirviendo, primorosamente, un aromático café que ya adivinábamos en la distancia, tostadas, mermeladas de sauco y Pan de Chancho, según dicen el mejor desayuno del mundo. A nuestros flancos, pasaban lentamente inmensas moles nevadas. Junto a los vagones de azul y dorado, perezoso a veces, impetuoso en otras, el hermoso río Urubamba.

La historia iba dejando señales en nuestras pupilas, al pasar por los antiguos restos incas de Jaquijahuana, Qente, Wiñay Wayna, de Ollantaytambo.El Corazón Viajero. Perú Desde allí, el paisaje se volvió dramático, las paredes de las montañas parecían presionar los costados del tren, pegado al río ahora turbulento. Rodeados de altos ceibos y afloramientos rocosos, adornados con orquídeas y bromelias, divisábamos grupos de colibríes junto a nuestras ventanas.

En Aguas Calientes tomamos el último tramo, ahora en bus, hasta la ciudadela perdida. Caminamos un corto trecho, escalando la empinada colina, franqueamos un control, esquivamos unos árboles frondosos y, súbitamente, como un decorado imposible, enmarcado frente a la mole del Wayna Picchu, apareció, cortando nuestra respiración y saciando las ansias de nuestro corazón viajero, la ciudadela de Machu Picchu.El Corazón Viajero. Perú

El regreso en el Hiram Bingham, delicado, servicial, nos dejó sumidos en la melancolía, sumidos en la promesa de que alguna vez, al menos una vez más, tendríamos que regresar.

Nuestro viaje relacionado: http://www.viajesdelujotaranna.com/pdf/peru_viajes_lujo_taranna.pdf



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